miércoles, 10 de noviembre de 2010

El otoño en los Alpes Bávaros

 
El rey Luis II de Baviera, el rey Loco, es el más excéntrico y querido de los reyes alemanes. A este monarca se deben algunos de los castillos más espléndidos del país, entre ellos el primero que mandó construir, el impresionante castillo de Neuschwanstein (foto), en la región del Algaü, en los Alpes Bávaros.
Luis II (Ludwing II) vivió en el castillo de Hohenschwangau durante 17 años, donde pasaba temporadas en compañía del genial compositor Richard Wagner, de quien era mecenas, y fue allí donde materializó la construcción del castillo de Neuschwanstein, separado apenas 1 kilómetro. El fotogénico castillo inspiró al músico algunas de sus obras –igual que años más tarde lo hiciera a Walt Disney para el castillo de sus cuentos-.
 

Ambos castillos se encuentran enmarcados en uno de los escenarios más bellos de los Alpes Bávaros, elevándose sobre las praderas que rodean al pequeño pueblo de Schwangau. El marco es incomparable, con bosques, montañas y preciosos lagos de montaña. El otoño es una de las mejores épocas para conocerlo a través de infinidad de recorridos existentes que van desde simples paseos hasta largas travesías alpinas.

La mejor ruta
Una de las opciones más espectaculares es un recorrido circular de algo más de 3 horas que va desde la estación superior del teleférico Tegelbergbhan, a 1.720 metros de altitud. La ruta está señalizada con puntos azules y se adentra en la montaña, siempre en descenso, disfrutando de panorámicas espectaculares. La primera la encontramos ya al inicio, junto al hotel de montaña de Tegel. En días claros llega a verse Munich y los casi 3.000 metros del pico Zugspitze, el techo de Alemania.
La ruta comienza a descender por praderas alpinas con pinos negros hasta adentrarse en un abetal y trasponer la montaña y pasar al precioso valle del Pöllat en un paisaje muy alpino con vistas a los picos más altos del entorno, como el Säuling (2.047 m.) y los dosmiles que forman el telón de fondo de los lagos Alpsee y Schwansee.
 

Tras casi 2 horas el sendero llega atravesando un denso hayedo-abetal de magnífico colorido en esta época del año, al borde de la garganta de Pöllat. Para salvarla, incluso antes que el castillo se construyó un puente que el rey reformó y bautizó con el nombre de su madre: Marienbrück (puente de María). La actual construcción es un sólido puente de hierro (desde el que está hecha la fotografía del castillo) colgado a 92 metros de altura sobre el abismo de la garganta. Bajo el puente una cascada de 45 metros de altura.

Al cruzar el puente el visitante se topa con un sendero amplio y acondicionado, muy frecuentado por los turistas que se acercan al castillo bien caminando o bien en alguno de los carros tirados por caballos bávaros. Estamos muy cerca de la entrada del castillo. El sendero baja hacia la garganta par concluir en el aparcamiento situado en la base inferior del teleférico. Antes de bajar al teleférico podemos visitar el castillo de Neuschwastein (ojo que la entrada hemos de comprarla previamente abajo en el pueblo de Hohenschwangau, junto a los aparcamientos) y el castillo de Hohenschwangau, que desde octubre a marzo abre de 10 a 16 h. y de abril a septiembre de 9 a 18 h.

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