martes, 30 de octubre de 2012

En la espesura del bosque con el faisán dorado


 

Otro de los animales que tuve ocasión de ver en las montañas de Sichuan fue el faisán dorado rojo (Red-bellied Golden Pheasant). El exótico nombre responde al espectacular colorido del plumaje de esta gallinácea propia de los bosques y selvas del centro de China. Es un faisán de montaña que se encuentra, entre otros sitios, en el valle de Jiuzhai, el más bello de los parques nacionales chinos. Habitan en la densidad del bosque y por su belleza, este endemismo chino, está considerado como uno de los iconos forestales de la naturaleza del gigante asiático. No es el único faisán del parque nacional, también vive en estas montañas el faisán de oreja azul (endemismo), de color azul y gris, y el escaso faisán de cola verde, un ave alpina que habita entre los 3.000-4.000 metros de altitud.

 

La hembra se camufla a la perfección gracias a su coloración críptica del plumaje. El color pardo la confunde con las hojas, ramas y tierra del suelo del bosque. Algo especialmente útil cuando de sacar adelante una puesta de huevos se trata… El macho es otro cantar, nunca mejor dicho. Los machos en muchos grupos animales y especialmente en las aves, están hechos para llamar la atención; la de las hembras en época reproductora.
 

 

Las técnicas para llamar la atención son varias, desde cantos hasta plumajes de colores tan llamativos que difícilmente su pareja mirará para otro lado… Y ya puestos a llamar la atención ¿existe un plumaje tan colorido como éste? Absolutamente espectacular fue mi encuentro con este macho de faisán dorado y absolutamente de piedra me quedé al ver sus colores imposibles. La presencia del macho fue lo que me ayudó a localizar a la hembra. Difícilmente la hubiera encontrado a ella sola. Desde luego la hembra lo tiene complicado para no verle… Magnífico este encuentro alado en las montañas chinas. A pesar de lo llamativo del plumaje del macho de faisán dorado no es un ave fácil de ver, ni mucho menos.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Reserva natural Mantenga


Cascada Mantenga, de 40 metros de altura.

Mantenga es una reserva natural lindante con Mlilwane, el primer espacio natural protegido de Suazilandia. Juntas abarcan 4.800 hectáreas.

 

Se trata del valle bañado por el río Usushwana y las montañas que lo flanquean. Mantenga es conocido básicamente por tres cosas, dos son recursos naturales y la otra tiene que ver con aspectos culturales, en concreto con el pueblo cultural Mantenga. Cuando uno se aproxima en coche hasta el pueblo cultural Mantenga, en Ezulwini, muy cerca de la capital Mbabane, no puede dejar de fijar la vista en la montaña rocosa que emerge en la parte alta de la vertiente derecha natural del valle. Es la “montaña de las ejecuciones”, conocida también como “el castillo”. En el pasado fue famoso cómo lugar desde el que empujar al vacío al enemigo… Afortunadamente hoy es un atractivo natural interesante.

Bailes étnicos suazis.
Poblado cultural Mantenga.
 

Enseguida se llega al pueblo cultural. Aquí, entre un buen número de chozas de paja, se puede visitar para conocer cómo vivían los suazis. Sus costumbres, forma de vida, castas y bailes. Cada día realizan en turnos de mañana y tarde bailes tradicionales. Es un tema puramente turístico, si, pero al menos se realiza en un entorno natural y no en el escenario de ningún teatro urbanita, que siempre es de agradecer.

Mono vervet.
 

Unos 800 metros aguas arriba del poblado se llega al principal atractivo del valle. La cascada Mantenga. Un salto de agua de gran plasticidad que se precipita desde unos 40 metros de altura al cristalino curso del Usushwana.

Ladera arriba se encuentran las praderas de montaña que la tarde anterior me ofrecían la oportunidad de disfrutar de un bello atardecer.

Montaña "El Castillo"

 

Mantenga cuenta también con un ecolodge interesante, bien integrado en la naturaleza y con vistas a la cascada. Monos vervet, lagartos agama arbóreos del sur, y un buen número de aves ponen la nota faunística al entorno de la reserva. Mantenga es una interesante opción de media jornada emplazado cerca del aeropuerto, un aeropuerto internacional con sólo 1 destino Johannesburgo.
 
Agama arbóreo del sur.
 

jueves, 18 de octubre de 2012

Atardecer en las montañas de Suazilandia

Impalas en las alturas de Mlilwane.

La Reserva Natural de Mlilwane, conocida como la madre de la naturaleza suazi, se disfruta generalmente desde sus planicies. La mayoría de los visitantes que se acercan a este santuario de vida salvaje de Suazilandia se quedan en las faldas de la montaña que protege por el norte este bello territorio. Aquí se quedan disfrutando de las manadas de herbívoros, observando desde el sillín de la bicicleta cómo se zambullen los hipopótamos una y otra vez en las lagunas. La mayor, de hecho, se llama la piscina de los hipopótamos (la misma donde tuve mi encuentro multitudinario de abejarucos). Observando cómo los cocodrilos pasan horas y horas tumbados al sol, sin moverse; cómo podemos mezclarnos a lomos de un caballo, con un grupo de cebras o cómo aproximarnos caminando a un grupo kudus sin que éstos salgan huyendo despavoridos.

 

Pocos son los que disfrutan Mlilwane desde arriba, desde la perspectiva cenital que ofrece la llamada “Ruta de montaña”. La excursión se realiza en un 4x4 abierto dos veces al día por poco más de 20 euros. La primera a las cinco de la mañana, todavía de noche, para subir a la cima justo a disfrutar de la salida del sol. Un momento siempre mágico en África. La segunda por la tarde, con el tiempo preciso para realizar un breve safari fotográfico antes de emprender la subida por la pista que se retuerce una y otra vez en la ladera para ganar altura y llegar a tiempo de brindar en la puesta de sol.

Cae la tarde en Nyagato sobre el valle de Mantenga.
 

Durante la subida la primera gran visión se disfruta desde el balcón natural de Nature’s corner. Imponente. Después se sigue subiendo y se pasa junto al pico Siketsha donde pastan algunos ñus e impalas. Sorprende también ver alguna pequeña manada de cebras dando buena cuenta de la hierba que crece en las empinadas laderas. Son los mismos animales que se acostumbra a ver en las planicies africanas pero en un entorno totalmente diferente. Es, cuando menos, curioso. La totalidad de la reserva se disfruta desde el mirador Bird’s eye, muy cerca de la pequeña planicie de Nyagato. No hay mejor lugar para detener el vehículo y bajarse para disfrutar del atardecer. Yo llegué cuando el sol que acababa de poner, pero con la luz suficiente para quedarme sin aliento con esta panorámica de 360 grados, entre herbívoros que pacen en estos prados de altura, rodeado de aloes de montaña que crecen entre afloramientos rocosos donde salta el klipspringer y se mueve a sus anchas el reedbuck de montaña.

Aloes de montaña.
 

Hacia el norte, a la izquierda el perfil de las montañas Njunju rock face y a mis pies, el valle del río Usushwana. Todo lo que tengo delante de mis ojos forma parte de otra reserva natural, colindante con Mlilwane. Se llama Mantenga y hacia allí iré mañana. Quiero conocer su famosa cascada y un poco más de la cultura suazi.

lunes, 15 de octubre de 2012

Mlilwane, safaris en familia y diferentes

Hembras de Kudu mayor, antílope africano de gran tamaño.

Mlilwane es la primera reserva natural creada en Suazilandia. Después siguieron otras como el parque nacional Hlane o la reserva de Mkhaya, con quienes forma el trío de ases de la naturaleza de este pequeño país de África del Sur. Hay alguna más, pero sin duda estas tres encierran lo mejor de la vida salvaje del país y forman los Big Game Parks del Reino de Suazilandia. Desde la posibilidad del encuentro con los Big Five, hasta el safari más relajado.

 

Mlilwane desempeña un papel especial precisamente en eso de los safaris relajados. Por ello se ha convertido en la mejor opción para familias o para quienes quieren realizar una excursión de forma relajada. Y es que en Mlilwane a falta de grandes felinos o animales peligrosos (cuenta con la presencia esporádica de leopardo), exceptuando cocodrilos e hipopótamos, ofrece la posibilidad de realizar safaris fotográficos en bicicleta de montaña, a caballo, paseando… También en 4x4 pero la gracia es meterse a lomos de caballo en un grupo de cebras, o compartir pista de btt con un nyala o un eland… El centro de visitantes permite acceder a diferentes alojamientos ubicados dentro de la reserva, que por cierto se encuentra muy cerca de la capital, Mbabane.
 
 
El alojamiento de referencia es el camp principal pues además de poder alojarse en alguno de los bungalows o acampar en su recinto, en la oficina se programan y coordinan las citadas actividades. Allí se alquilan bicicletas, se apunta uno a una excursión a caballo o reserva para los tradicionales safaris en 4x4 abierto. Todas actividades económicas. Un buen número de pistas recorren la parte baja de la reserva por terreno bastante llano, sobretodo si lo comparamos con la zigzagueante subida por la escarpada ladera hasta la parte alta de las montañas de Mlilwane. Abajo hay prados, pequeños bosques de acacia, lagunas donde moran los citados hipopótamos y cocodrilos, etc.

Macho joven de Nyala.
 
 

En cuanto a la fauna a observar tiene mucho que ver con las especies que uno puedo encontrarse en el parque Kruger sudafricano. No en vano está bastante cerca del límite sur del parque más famoso de Sudáfrica.

Grupo de hembras de impala.


Mlilwane es un parque para ver herbívoros y aves. Entre los primeros destacan impalas, cebras, nyalas, eland, ñus, kudus, blesbucks, antílopes de agua y de bush, facóqueros –símbolo de la reserva-, y un puñado de pequeños antílopes como los klipspringers, el reedbuck de montaña y el de sabana, steenboks, oribis, duiker rojo y común, etc. Entre las aves, aparte de las acuáticas, me gustaron especialmente los abejarucos junto a la laguna principal, que se observan con facilidad y llaman la atención por su gran número.

Pareja de abejaruco de frente blanca.
 

jueves, 11 de octubre de 2012

El negro presente del Rinoceronte

 

En su rancho de la reserva privada Elandela, en el parque Kruger, Rocco me explicaba la triste historia de Roccy, probablemente el rinoceronte más famoso de Sudáfrica y cómo el 19 de junio de 2011, tres hombres entraban en su reserva y mataban a la madre de Roccy cuando éste sólo contaba con tres meses de edad. En su huída, los cazadores furtivos dañaban los ojos del pequeño Roccy y unos meses más tarde era operado de cataratas para recuperar la visión. La primera operación de este tipo realizada en un rinoceronte. Ahora Roccy crece en un recinto privado, junto a otros siete rinocerontes más, y dentro del loable proyecto Rhino Survivor Trust en la reserva Elandela.

 

Apenas una semana más tarde me encontraba en Addo, un santuario de elefantes convertido en parque nacional y que suele ser el final idóneo para la célebre Ruta Jardín por la costa este del Cabo. El conductor que me llevaba de vuelta a Port Elizabeth desde Addo me contaba cómo la noche anterior habían matado 4 rinocerontes en una reserva junto al parque nacional Addo.

Dando el biberón diario a Roccy.
 

En la segunda mitad del siglo pasado el oso panda gigante se convertía en símbolo de la conservación animal. Como el gorila de montaña, el tigre o el oso polar. Lamentablemente el rinoceronte se ha convertido en el nuevo símbolo de la lucha por la protección de las especies. La culpa la tiene el enorme valor que en el mercado negro asiático ha cobrado el cuerno de rinoceronte como remedio de varias terapias y poseedor de poderes “sobrenaturales”. El kilo de cuerno de rinoceronte se paga a unos 60.000 dólares. Mucho más que el oro. Los números son claros. El cuerno de un rinoceronte adulto puede llegar fácilmente a los 2 millones de dólares. Los resultados desgraciadamente son tremendos y muy alarmantes: sólo en Sudáfrica, cada 24 horas un rinoceronte es abatido por los cazadores furtivos para apoderarse de su cuerno.

Roccy se salvó porque con su corta edad carecía de él y por tanto no tenía ningún valor ni interés para los asesinos de su madre. A pesar de eso, se están matando rinocerontes con cuernos aunque sean pequeños pues siguen sacando buen rendimiento económico en el mercado negro.

Los rinocerontes mutilados están en clara desventaja en el medio natural. ¿Es el precio para sobrevivir?
 

Sudáfrica vive inmersa en una campaña contra la matanza de rinocerontes que esperemos acabe dando sus frutos, pero de seguir a este ritmo es fácil comprender que los rinocerontes tienen los días contados en su existencia como especie.

Los rinos, en la medida de las posibilidades, se van dotando de GPS para tener controlada su posición y movimientos a modo de vigilancia. En otros sitios tienen cámaras de vigilancia permanente (zoológicos, museos, colecciones, reservas privadas, etc.). Incluso los rinocerontes disecados. Otra práctica habitual es cortar el cuerno para que el animal pueda sobrevivir careciendo de interés para sus posibles asesinos. Lamentablemente el cuerno no es un capricho decorativo de la especie sino que cumple una importante función en la visa salvaje, especialmente en los machos. Se priva así sus funciones etológicas a los individuos con el cuerno sesgado frente a sus machos rivales.

 

Los últimos censos mundiales hablan de 20.000 rinocerontes blancos y unos 4.000 rinocerontes negros. Al ritmo de asesinatos ya referido, las cuentas no son en absoluto optimistas. ¡¡Paremos la matanza de los rinocerontes!!