miércoles, 26 de febrero de 2014

Flamencos de Ras Al Khor, en Dubai


Como ya os adelantaba seguro que os habréis sorprendido de ver tantas aves a un paso de los rascacielos de Dubai. Yo desde luego me sorprendí. Esperaba ver algún flamenco pero no miles, como ocurrió. Por algo es la especie más célebre de la reserva. Es una especie residente que ve reforzada su población con la llegada de más individuos en invierno. A lo largo de los últimos años ha sufrido fluctuaciones en su población pero a pesar de ello, parece que es hace tres años (cuando se realizó el último censo) cuando ha alcanzado su máximo poblacional de los últimos 30 años. Se trata del flamenco rosado (Phoenicopterus ruber), al que acompaña también el flamenco menor (Phoenicopterus minor).



Los últimos censos invernales publicados hablan de 1.400 individuos en enero 1989-1992, 2.300 en febrero de 1990, y máximos de 3.100 en enero de 2011. En cualquier caso lo que está garantizado es la observación de buenos bandos de flamencos y, lo que os aseguro, es que en pocos lugares los he visto tan cerca en estado salvaje como en la Reserva de Ras Al Khor (Wildlife Sanctuary).



Un observatorio (el Observatorio Flamenco) se adentra hasta una zona donde suele pasar el día buena parte de la población de flamencos en busca de la espirulina, el alga que constituye su principal alimento. Un observatorio, dicho sea de paso que cuenta a disposición de los visitantes, de telescopios y hasta agua mineral fresca dispuesta en dispensadores como los que tenemos habitualmente en las oficinas. Así da gusto ver fauna…



A escasos metros de distancia, los flamencos pasan el día alimentándose, moviéndose, descansando, buscando la protección del grupo… todo un despliegue etológico que mejor os dejo en imágenes. ¡que las disfrutéis!
Y por si queréis que os organicen el viaje os dejo este link


viernes, 21 de febrero de 2014

Hay vida (animal) entre los rascacielos de Dubai

La reserva de Vida Salvaje Ras Al Khor es el principal humedal de los Emiratos. 

Hay quien para desconectar de lo que hace durante el año, en sus vacaciones decide hacer todo lo contrario. En mi caso paso buena del año en la naturaleza y tengo claro que en mis vacaciones iré… a ver más naturaleza. Es donde me siento a gusto y me relajo. Qué le voy a hacer. No me considero devoto del turismo de ciudad. No soy presa del asfalto, sobre todo si la oferta se limita al shopping y poca cosa más. Y he estado en ciudades de todo el mundo de unas decenas de países, desde las más modernas hasta las más sencillas (bueno ya puestos me quedo con las sencillas). Entre las que conozco, New York y Shanghai se llevaban la palma en esto de la modernidad a base de rascacielos pero he de reconocer que se ha colado en este duelo, y con nota, Dubai tras mi reciente visita a los Emiratos Árabes. Aunque yo iba al desierto en busca de los órix de Arabia, contaba con pasar al menos un día en esta ciudad del siglo XXII. Me esperaba un destino de rascacielos y shopping pero he de reconocer que me sorprendió. Gratamente. Y más cuando la primera mañana, entre la maraña de imponentes rascacielos, descubrí la Reserva de Vida Salvaje de Ras Al Khor. Como veis la cabra siempre tira al monte…

Ibis moritos y flamenco.

La reserva se encuentra al final del creek de Dubai, un brazo de mar que se adentra unos 14 kilómetros en tierra firme a modo de estuario. A orillas del creek surgió la ciudad que hoy conocemos y a orillas del creek se encuentra el principal humedal de los Emiratos Árabes. Un refugio de vida salvaje de gran importancia migratoria para las aves lleno de animación alada y que cobra aun más fuerza cuando, de fondo, se suceden los cientos de rascacielos que se levantan en esta ultramoderna urbe.

Abejaruco verde pequeño.

Este espacio natural está protegido desde 1998 (la protección plena se alcanzó en 2003) aunque la reserva se estableció ya en 1985 y recientemente fue incluida como Sitio Ramsar en agosto de 2007, el primero en ser declarado sitio Ramsar de Emiratos Árabes. Es un lugar de paso importante para especies africanas y asiáticas y cuenta con una superficie de 620 hectáreas estratégicamente ubicadas entre el Golfo Pérsico y el desierto Al Awir.
En invierno llega a albergar una población de 20.000 aves pertenecientes a 67 especies. En total 500 especies de flora y fauna si bien como digo el grupo más importante es el de las aves.

Destaca sobremanera la población residente de flamencos rosados y enanos, pero me sorprendió la cantidad de ánades rabudos que se agrupaban frente al observatorio sur.



Para visitar la reserva os recomiendo sus tres observatorios: el principal es el observatorio Manglar, que como su propio nombre indica se ubica entre este tipo de vegetación, el ecosistema dominante en la reserva. Es el observatorio situado más al sur. El segundo observatorio se llama Flamenco (al oeste) y si, lo habéis adivinado, es el lugar perfecto para ver de cerca estas esbeltas aves zancudas. El tercer observatorio se llama Laguna y está al norte. Los tres cuentan con perfecto acceso por carretera (desde una de las circunvalaciones de la gran ciudad: el primero en la carretera de Ras Al Khor, el segundo en la intersección de las carreteras Al Wasl y Oud Metha, y el tercero cerca de Al Jadaf).

Garza de coral.

Hoy quiero detenerme en el observatorio Manglar, el idóneo para observar, entre otras aves, limícolas, patos y garzas de diferentes especies. Lo primero que llamará la atención es la accesibilidad del observatorio. Desde aquí se suelen ver grupos de flamencos al fondo y algún individuo alimentándose no lejos del observatorio pero esta parada está especialmente recomendada para ver anátidas, limícolas, incluso algún cormorán de Socotra posado en los postes azules que hay frente a las ventanas del hide, donde también pesca alguna garza de coral y espera paciente su turno la garza real, la garceta común y la garcilla bueyera. Las especies más frecuentes y abundantes son: Pluvialis squatarola, Pluvialis fulva, Charadrius alexandrinus, Limosa lapponica, Numenius arquata, Tringa totanus, Calidris alpina, Calidris minuta, Limicola falcinellus, Larus ridibundus, etc. También ibis moritos, ibis sagrados, cigüeñuelas, espátulas, cigüeña de pico amarillo, tarros blancos, ánades reales, y Vanellus indicus, Charadrius dubius, Actitis hypoluecos, Hydropogne caspia, etc. Entre la vegetación circundante no es raro ver carracas indias y pequeños abejarucos verdes (Merops orientalis). Sobrevolando la reserva se dejan ver las águilas pescadoras. Como veis no falta de nada…
Los 828 m. del Burj Khalifa, la torre más alta del mundo, se elevan sobre la reserva.
Ánades rabudos




¿Sorprendido con estas imágenes de naturaleza con el telón de fondo del skyline de Dubai? ¡Pues espera a ver las del próximo post y los flamencos!
Por si estáis interesados en ir, aquí os dejo enlace de una empresa que lo hace bien.

lunes, 17 de febrero de 2014

Al Maha, lujo árabe en el desierto de Dubai

Habitación standard (tienda beduina).


Las tiendas de Al Maha Desert resort & spa aparecen de pronto tras un recodo del camino envueltas en la arena dorada de las dunas de la Reserva para la Conservación del Desierto de Dubai, en los Emiratos Árabes. Aquí no hay espejismos, las tiendas y el lujo son reales y para bolsillos acaudalados. Un lujo de más de 1.000 euros la noche. Bajo mi punto de vista es quizá algo caro, pero no se puede negar que alojarse en este lodge del desierto es lo más parecido a sentirse jeque por unas horas. Un oasis de vida y lujo, como digo, sin espejismos. A partir de ahí, si uno se lo puede permitir, sin duda es la mejor opción de alojamiento en Dubai –y probablemente de todo el país- en plena naturaleza.


El resort nace en 1999 como parte de los servicios de la recién creada Reserva para la Conservación del Desierto. Destinada al público selecto que quiere sentir la experiencia de conocer el desierto de Dubai tal y como era, un enclave donde los órix de Arabia y lasgacelas son las estrellas indiscutibles en medio de un paisaje de dunas sobrecogedor al que se accede por cierto cómodamente en apenas 45 minutos desde el aeropuerto.

El concepto del alojamiento es todo incluido (excepto bebidas alcohólicas) y gira en torno a las espectaculares tiendas beduinas que sirven de habitación a los huéspedes. Son bungalows-tienda que suponen un micromundo suntuoso para el huésped. Casi no necesitas salir de la habitación para nada (e incluso hay quien se hace servir allí la comida). Las habitaciones (la mayoría tiendas beduinas, aunque hay suites) no escatiman en detalles, son amplias y cuentan con piscina privada con vistas al desierto. Un detalle que me gustó es que incluso disponen de unos buenos prismáticos en cada habitación para usar durante la estancia.

Reserva para la Conservación del Desierto de Dubai

Las zonas comunes no son muy grandes. Cuentan con una gran recepción con tienda y bar, y una terraza elevada sobre el horizonte de arena desde la que observar en lontananza cómo órix o gacelas sacian su sed en una charca algo alejada. Abajo se realizan por la mañana demostraciones de cetrería aderezadas con una copa de champagne.
El segundo edificio común es el spa-piscina. No muy grande pero suficiente. La piscina de horizonte relaja a más no poder.


Además del alojamiento y la pensión completa, la estancia incluye un par de actividades por día/huésped, a elegir entre: paseo en dromedario, safari fotográfico 4x4 (1 hora), paseo a caballo, etc. La reserva y la propiedad no admiten visitantes ni niños y me recordó mucho por el enfoque de los servicios y el concepto del alojamiento a alguno de los lujosos lodges enclavados en reservas africanas, aunque la vida salvaje aquí es mucho más limitada y no se realizan por ello safaris de 3-4 horas. Un lugar perfecto para conocer la vida salvaje del desierto y descansar como un verdadero jeque.
Recepción y edificio principal.

En esta ocasión me invitaron a conocer el alojamiento pero no tuve el gusto (de momento...) de alojarme ni realizar un safari fotográfico con los guías del hotel, así que por este motivo no pued valorar estos aspectos (aunque imagino que por supuesto estará a la altura).


Estas son mis valoraciones:

Situación: 8
Accesos: 10
Tranquilidad: 10
Arquitectura: 8
Ambiente: 9
Habitaciones: 10
Zonas comunes: 6
Gastronomía:
Servicio:
Servicio guías:
Integración Naturaleza: 9




Valoración General: 8

jueves, 13 de febrero de 2014

En busca de los últimos Órix de Arabia

Órix de Arabia en la Reserva desértica de Dubai.

Entre las dunas de la Reserva para la Conservación del Desierto de Dubai (Dubai Desert Conservation Reserve) encontré por fin al anhelado Órix de Arabia (Oryx leucoryx), el más amenazado de los órix. Es también la más pequeña de las cuatro especies de órix existentes en el mundo y la mejor adaptada al ecosistema desértico gracias a su resistencia a la falta de agua (puede pasar semanas sin beber). Su característico color blanco y máscara facial negra, aparte de los largos cuernos ligeramente curvados propios de este mamífero artiodáctilo, le confieren una belleza que resalta aún más, entre la arena de las dunas.

El de Arabia, es el más amenazado de los órix.

Al órix de Arabia le persigue una pasado duro, cuando en la década de los 70 llegó incluso a desaparecer en estado salvaje debido a la caza. La especie fue “rescatada” a partir de ejemplares en cautividad (zoológicos, etc.) y reintroducida en algunos puntos concretos de la península Arábiga, su área de distribución natural, con mayor o menor fortuna desde Israel a Yemen, y con más éxito en Jordania, Qatar y sobre todo Omán, donde existe el Santuario del Órix Árabe. Pero el mejor ejemplo de reintroducción de la especie en su medio lo encontramos en Dubai, al sur de la ciudad de los rascacielos, donde por fin pude verlo y fotografiarlo. Otro sueño cumplido.


Fue gracias al Príncipe HH Sheikh Mohammed bin Rashid Al-Maktoum, quien decidió a finales del siglo pasado (en 1997) trasladar 70 órix, además de otras especies autóctonas del desierto arábigo a Arizona (Estados Unidos; dentro del proyecto Órix de Arabia) mientras se acondicionaba el terreno de la reserva. Se iniciaron las labores de recuperación del ecosistema desértico (flora, agua, etc.) en los 225 kilómetros cuadrados protegidos y en 2003 se abrió oficialmente la reserva. Tres meses antes de la apertura, regresaron los órix a su hogar procedentes de EE.UU y rápidamente fueron un buen bioindicador de las óptimas labores de regeneración realizadas en esta área protegida, reproduciéndose con fortuna. En la actualidad la población local de órix es de unos 500 ejemplares, la mayor de cuantas existen en la península Arábiga.

Gacela de Arabia o de montaña.

Acompañan a los órix otras especies autóctonas como la gacela de Arabia (o de montaña, con 275 individuos), la gacela de las arenas (50 individuos), gatos salvajes, zorros rojos árabes, zorros de Ruppell, un buen número de reptiles (sobre todo serpientes, lagarto monitor del desierto, lagarto de cola espinosa, etc.) y unas 60 especies de aves. 


A la Reserva se llega desde Dubái en aproximadamente 1 hora de trayecto pero sólo es posible entrar si se es cliente del lujoso Al Maha desert resort. Los últimos órix de Arabia son pues privilegio para bolsillos acaudalados… (menos mal que me invitaron). Existen otros enclaves en Arabia donde es posible observarlos a mucho menor coste, aunque es cierto que no en un número similar, como Qatar (reservas de Shahaniya, Ras Ushaijrij y Al Maszhabiya), las reservas Mahazat as Sayd y Uruq Bani Ma'arid en Arabia Saudí, la reserva jordana de Shawmari, Arava y el desierto de Negev en Israel, la reserva de Órix de Abu Dhabi o el citado santuario en Omán donde se reintrodujo en 1982 (fue el primer caso de reintroducción del proyecto). En algunos lugares, como el Wadi Rum de Jordania se reintrodujo en 2009 pero los animales se desplazaron hacia zonas menos arenosas de la vecina Arabia Saudí. Si os animáis, os dejo un enlace muy útil donde os pueden organizar el viaje a Dubái.


Gacelas de las arenas.

martes, 4 de febrero de 2014

Garganta de Amellago

La garganta de Amellago, solitaria y espectacular.

Amellago no queda lejos de la Garganta de Todra y compite con su vecina en espectacularidad. Cada una a su manera, la de Todra con una estrechez singular y la de Amellago con un largo cañón, más ancho, que no le va a la zaga. Donde no compiten es en cuanto a popularidad. En este apartado Todra gana por goleada. Amellago espera, apartada de casi cualquier itinerario tradicional, con su impactante belleza intacta. Y en buena medida ahí radica su magnetismo.

Recorriendo la garganta de Amellago

Amellago es una pequeña población enclavada en la cara norte de la porción más oriental del Alto Atlas, donde casi toca con la mano las estribaciones del Atlas medio. Se llega a ella por el sur desde Goulmina (70 kilómetros al este de Tinehir), en la vertiente meridional de la más alta cadena montañosa de Marruecos, y es a su paso por el cañón labrado por el río Gheris y que abre las montañas desnudas y rocosas del Alto Atlas, cuando quedaréis cautivados por la geología de la Garganta de Amellago.

Paisaje entre Amellago y Rich.

Es un tramo de unos 35 kilómetros, entre Tadirhoust y Amellago, con altas paredes que se descuelgan de la parte alta, donde aguardan las cimas que rondan los 2.500 m. de altitud. El discurrir por la pista que recorre el fondo de la garganta es placentero, y en ocasiones cambia de orilla por el lecho pedregoso atravesando un cauce que se torno peligroso con las crecidas. No transitar con lluvias fuertes. Si vais por la zona no dejéis de recorrerlo como alternativa a la carretera asfaltada entre Ar-Rachidia y Rich, que dicho sea de paso atraviesa otro bello desfiladero, el del Ziz. Así hice yo en mi Gran Ruta por Marruecos.


El río Gheris a su paso por la Garganta de Amellago.